Thursday 7 February 2013

No ha cambiado en dos años. Ese olor químico, a quemado y nauseabundo, aún se huele por la pista, envuelto en una niebla de madrugada. Lo chulo es que al pisar el interior del aeropuerto tienes una sala de fumadores. Mano de santo para los que hemos aguantado casi nueve horas sin un pitillo. Además, no merece la pena ir escopetado para pasar por immigración, ya que como muy poco tendrás que esperar por lo menos una hora, ya que los agentes de inmigración se lo toman con muchísima calma. Si sólo aprendieras una cosa del viaje a la India., lo mas probable es que sea la virtud de la paciencia. Cambié dos cientos euros y salí en busca de mi conductor. Nada. Estaba a punto de coger otro taxi, cuando vi un folio de A4 pegando unos saltitos. Pase por detrás del folio que tenia mi nombre mal escrito y vi que estaba aclopado a un enano nepalés. Le di unos golpecitos en el hombro. Paró de botar y me soltó,"Llegas tarde !" El enano me cuenta que lleva mas de una hora esperando. Empezamos mal y le aconsejo que se compre un reloj o que se las vea con el piloto; pero de todas formas, si tiene algún inconveniente, puedo alquilar otro taxi. Esto último hizo que el futuro inmediato del escueto adoptase algún tipo de perspectiva de su vida, cogió mi bolsa y encabezó el canino hacia su tata. Cuando estabamos en su taxi y se había despojado de su karma negativa le dije que me llevase al Vista Inn, en el distrito de Karol Bagh sin atropellar a nadie y conservando mi integridad física. Encendí un pitillo y me puse a reflexionar sobre que me mataría antes, el tráfico y la contaminación de Delhi o el tabaco. En esta ciudad no se precisa de gafas de sol. El sol no te va a cegar, ya que cuelga en el cielo como un plato naranja y borroso, sus rayos incapaz de penetrar la mierda que empeora día tras día. La única cosa que uno percibe es un calor sucio y pegajoso.
   Delhi es una enorme caldera asiática donde se rozan unos trece millones de almas, de los cuales, probablemente la mitad vive en una miseria que a los del occidente no se podrían imaginar. John Lennon dijo que "dios es un concepto con lo que medimos nuestro dolor". Hay mucho dolor en la India y en consequencia hay mucho dios. Encontrarás cientos de dioses y deidades varias por todas partes. Desde templos y capillas en las calles a pequeños altares en las moradas mas humildes. Hasta los taxistas llevan una miniatura de Ganesha, el dios elefante en su salpicadero. Como si de un San Cristobal hindu se tratase, lo tocan y le hacen unas reverencias antes de arrancar su tata.Solo tenía dos razones para quedarme el fin de semana en Delhi. Una era para comprar mi billete de tren a la ciudad de Lucknow que quedaba en ruta a Nepal y la otra era comprar te.Con este fin fui a visitar el Sr Vikram Mittal de " Mittals Teas" a su modesta, pero muy concurrida tienda en el mercado de Sundar Nagar, a unos veinte minutos de Karol Bagh.El Sr. Mittal es un caballero cortés e intrañable, con un perfecto inglés, que me recordaba a los viejos locutores de la BBC en los años 50 y 60. También da la casualidad que es un artesano en la elaboración del te. Pasamos varias horas el y yo, interrumpido de vez en cuando por clientes, elaborando mi mezcla personal de masala chai. Después de varios cambios, tanto de ingredientes como de cantidades, dimos con el caldo perfecto. El resultado fue diez kilos de " Fredy's masala chai, empaquetados al vacío en paquetes de 250gms, con etiqueta y todo.Era un mezcla con base de hoja de te Assam negro, con sabores añadidos en diferentes cantidades como hinojo, canela, cardamomo verde, vainilla, corteza de naranja y pétalos de rosa. El aroma es enbriagador y el sabor sublime. Os lo juro. La receta esta metida en la base de datos del Sr Mittal para que me pueda mandar una nueva remesa cuando se lo pida. Con los diez kilos de chai, también compre un kilo de te blanco( carísimo) y cien vainas de vainilla. Las vainas doblaban el tamaño de las que compramos en el súper y estaban tan frescas que manchaban de marrón oscuro el interior del plástico en que estaban envueltas.El problema estaba en que no se pudo completar mi pedido hasta el domingo, que era el unico dia de la semana que cerraban las oficinas de correo. Así que iba a tener que carretar con casi doce kilos de mercancía, más mis cuatro kilos de bolsa fotográfica y mochilla hasta Lucknow, y mandarlo desde ahí el día siguiente.

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